Escultura

 



Templos, conventos, acueductos, haciendas, casonas y puentes, edificados con piedras ancestrales hasta sumar mas de cinco mil monumentos históricos, son libros abiertos en los que el visitante puede leer, por los cuatro puntos cardinales, la multifacética e interesante historia de la tierra mexiquense.

La zona conurbada del Estado de México con el Distrito Federal se privilegia con monumentos históricos de belleza incomparable, como el templo de San Francisco Javier en Tepotzotlán que hoy alberga al Museo Nacional del Virreinato; el ex convento de San Agustín en Acolman, cuyas almenas evocan el estilo plateresco del siglo XVI; los templos de San Buenaventura y de San Lorenzo Río Tenco en Cuautitlán y de las Misericordias en Tlalnepantla, el santuario de la milagrosa Señora de los Remedios en Naucalpan.

En el centro del territorio estatal, en medio del silencio campesino del Valle de Toluca, entre sembradíos y girasoles, y con las pinceladas de los trajes multicolores de las mazahuas, se yergue la imponente catedral de Ixtlahuaca, centro religioso de veneración indígena de los pueblos llamados “gente del venado”, igual que a pocos minutos de Toluca, en la policroma y alfarera ciudad de Metepec, el templo y ex convento de San Juan Bautista exhibe su curiosa portada del siglo XVI remetida en forma de biombo.

Famosa por sus portales, chorizos, quesos, licores y dulces regionales, Toluca, la capital del Estado de México, invita a visitar su catedral, construida en 1867 sobre los restos del antiguo convento franciscano del siglo XVI, y los templos de El Carmen y La Merced, auténticas joyas de la arquitectura religiosa de los siglos XVII y XVIII.

En Santiago Tianguistenco, famoso por los suéteres de lana de “Gualupita”, la parroquia de Nuestra Señora del Buen Suceso luce su interesante arquitectura realizada en cantera y tezontle, como puerta a otro de los santuarios de más tradición y significado religioso en América, que es el del Señor de Chalma.

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