Tradición oral y patrimonio intangible

 

La cultura oral e inmaterial, como memoria colectiva de los pueblos tiene una serie de amenazas en los efectos de la globalización, la imposición y pautas culturales, la urbanización, la aculturación, los avances tecnológicos y en la transformación acelerada de los modos tradicionales de vida. De aquí la necesidad urgente de documentarla, someterla a registro y de archivarla. Diversos pueblos del mundo han conservado saberes, usos y costumbres a través de la oralidad como parte de su patrimonio cultural intangible. Los ancianos, padres, madres o curanderos han sido los encargados de preservar el conocimiento de su cultura. Generación tras generación han compartido diversos tipos de relatos a los pequeños y a los jóvenes ya sea para disfrutar, aconsejar, curar, rezar o formar parte de un ritual. Y que de acuerdo con la UNESCO (2006) entre ellos podemos encontrar cuentos, canciones, mitos, leyendas, versos, rimas, arrullos, dichos, plegarias, rezos, conjuros u otras expresiones comunitarias. Lo más importante para la preservación de las tradiciones y expresiones orales es mantener su presencia diaria en la vida social. También es esencial que pervivan las ocasiones de transmitir conocimientos entre personas, de mantener una interacción de los ancianos con los jóvenes y de narrar relatos en la escuela y el hogar. La tradición oral constituye con frecuencia una parte importante de las celebraciones festivas y culturales, y puede ser necesario fomentar estas manifestaciones y alentar la creación de nuevos contextos.

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